Hace tres años comencé una aventura «gráfica» y de «diseño» junto a Carlos Vázquez Moreno. Tras varios años de amistad, conocimos nuestro secreto mutuo: LA POESÍA. Gracias a este descubrimiento, se forjó esta trilogía en la que Carlos muestra su valía como poeta y persona. ¿Por mi parte? Acompaño estos textos con casi cien diseños realizados durante los últimos años en Suiza. La calidad visual de todos ellos queda supeditada a unos textos que recorren la vida y los pensamientos de Carlos. Un poeta capaz de aunar la «métrica visual» al contenido de cada uno de sus poemas de forma maestra. ¿Ahora? Solo queda disfrutar de esta obra.

Vino, Navidad y Puente Roto
Viajo al infinito
como
si me hubiese fumado
una tamuga
o la bola
de pasta,
pensando en ella
– Mis amigos hablan
de política-
Mientras me acerco y mis
sentidos
quieren alcanzarla
desaparece, se disgrega
porque no sé
quien es
A quemarropa Juan
suelta
algo sobre comunicación
y atracción sexual
José está de acuerdo
El Tomebamba, no
Caigo como plomo
en mi vaso de vinorealidad
El vino llega con su fantasmal
alegría
acompañado
de su delicada tristeza
El aire se perfuma
de estrellas
Todos Santos hunde
su puñal de campanas
y luz
en el sensual
cuerpo ónix nocturno
Surge el brillo furtivo
de otra botella
Conversamos de educación,
cultura, genealogía, etc.
Y acabo meando vino
en Navidad ……….
………..sobre
el viejo Puente Roto
Quito, 21 de enero de 1991

Raíz erotizada en colmenas de ternura
que te abres de par en par
como loto azul en noche de luna
cuando me acerco a
poseerte
como relámpago lento
y tierno
Y voy elevándote,
desbrozando transparencias hacia el
azul total y lumínico
mientras mi lengua vuela
arriba del monte de la diosa
que nació de la espuma
convirtiéndote en antorcha
de Eros en sol mayor y
me vas suplicando
que deje crecer mi
semilla en tu chacra
de estrellas furtivas y estoicas
que arden como en primavera
cuando llegan
las hordas cromosómicas
invadiendo
lúdicas y espontáneas
tus concavidades
más fértiles
Desciendes tierna, cuasi ingenua
en el último beso de la noche

Tibieza
Voy absorbiendo la belleza de cada hoja de cada mangle
que se recuesta sobre las tibias, verdeazules,
mansagrestes aguas de los esteros
divididos
donde me semeja
ver la sombra de Don Goyo
canaleteando hacia el infinito
y creo escuchar en mi espacio auditivo,
totalmente irreal y propio,
el melodioso grito de la caracola.
